domingo, 31 de enero de 2010

Dócil? Jamás!



Si algo es muy característico en mí es el temperamento. Escuché alguna vez a Héctor Abad en radio decir “si tienes un defecto, cuídalo” y aunque sé que debo moderarme y que mi falta de tacto me ha hecho perder algunas cosas importantes tampoco debo renunciar a mi forma de ser, acá se trata de verle un poco el lado positivo al asunto sin desconocer algunas arbitrariedades que se pueden dar en esta postura. Especialmente en el trabajo soy menos flexible, trato de trazar reglas y creo que si no fuera por ellas no me hubiera ido tan bien. Mi mamá dice “O las reglas se cumplen o el gobierno se acaba…”. A la mayoría de mis vecinos no les gusta mi forma de trabajar porque piensan que yo debería ser más versátil con la mercancía, me doy el lujo (o es necesidad?) de ser selectivo con la clientela y con lo que comercio. Afortunadamente para mi ego un poco de creatividad, innovación y estrategia me han permitido mantener posturas donde no recurro a la camaradería, solidaridad, relaciones sociales ni influencias, en una palabra, lambonería, para hacer viables mis metas. Si no tuviera una pizca de talento seguramente me hubiera tocado ser más “buena gente” y fuera más tratable en algunas situaciones especiales. Pero qué le vamos a hacer… no soy monedita de oro. En el plano personal soy mucho menos riguroso, he aprendido lentamente a disociar y eso ha mejorado significativamente mis relaciones personales con familia y amigos, de todas formas cuando entro en confianza con las personas o las voy conociendo más detalladamente y les hallo falencias me gustaría mucho decírselo de frente con el fin de mejorar pero en casos no me es posible, o cuando me animo a hacerlo me falta bastante tacto, se me sale el paternalismo, en fin. Este es apenas un abrebocas de las cosas que he estado analizando en estos últimos meses, a estas alturas de la vida definiendo quién carajos soy, muy seguramente seguiré poniendo reglas y de vez en cuando cederé en algunas cosas que no andan bien. Saludos

lunes, 18 de enero de 2010

MI CAJITA DE FÓSFOROS




Así quedó mi oficina tras unas pequeñas reformas que hice en estos días, aproveché la relativamente poca afluencia de gente la primera semana del año, mi sitio específico de trabajo es de menos de 4 metros cuadrados y el total de la oficina no supera los 11 metros cuadrados, ahí acomodo la mercancía que son más de doscientas referencias, dos escritorios con computadores de mesa, tres impresoras, abundante material en bruto para ensamblar, herramienta, exhibidor, mesa de taller y decenas de corotos más. Dennis es mi asistente, se asombra de la forma que organizo para hacer caber todo en un espacio tan pequeño, tal vez un día ella llegue y vea una mesa de billar o ping pong y no se sorprendería de ello. Me gusta aprovechar las cosas al máximo, no con todo se puede pero en mi trabajo sí que trato de combinar las ideas grandes o pequeñas con los recursos que tenga a la mano, cuando se me ocurren cosas por ensayar normalmente no me quedo con la duda, casi siempre algún provecho saco de todos mis experimentos, aunque una que otra vez sólo queda un botadero de corriente. El material de trabajo lo aprovecho en más de un 95%, pago poco arriendo teniendo en cuenta el sector donde me encuentro, además que estoy en un cuarto piso sin ascensor, afortunadamente he logrado en tres años una aceptable acreditación porque hasta ese gallinero donde estoy llega la gente, cuál es la clave de esta modesta sostenibilidad? Pues no hay una sola fórmula, es como una puerta con varias cerraduras, se necesitan varias llaves y accionarlas en un orden específico para que logre abrir, ya iré soltando y definiendo poco a poco en este blog ese manojo de llaves que me ha servido de algo, lo que sí es regla universal es que mi combinación no le sirve a todas las personas ni en todos los negocios de la misma forma, así que para aquellos que están en la búsqueda de la fórmula mágica lamento informarles que no existe, cada uno deberá analizar la puerta que tiene al frente y lentamente ir consiguiendo las llaves adecuadas, cuando se va logrando de forma correcta y concienzuda la satisfacción es enorme. Bueno, en fin, me desvié un poco del tema que era comentar acerca de mi espacio de trabajo, ojalá otras cosas pudiera aprovechar de la misma forma que lo hago con mi negocio, el meollo del asunto está tanto en la aptitud (con p) como en las ganas, en definitiva son muchos los temas que se pueden desprender de acá, por ahora lo dejo así, ya fluirán, ya iré soltando, por ahora a seguir trabajando en mi cajita de fósforos…

sábado, 9 de enero de 2010

ESO SIRVE PA’L CORAZÓN


Y sí, finalmente hace unos días estrené mi cicla que cambié por unos puntos acumulados de la empresa de mensajería por la que mando los pedidos de mis clientes. Pedaleé como cuarenta minutos, el sol estaba esplendoroso, y me sentía como el Cochise hasta que el vigilante del edificio donde vivo soltó la carcajada al notarme jadeante y sin aliento por mi falta de ejercicio. Paseé un buen rato en mi caballito de acero, compré casco, chaleco, sillín para pasear a Sebastián, hice un par de vueltas y la guardé, espero que no sea flor de un día, que no se quede en buena intención la meta de hacer un poco de ejercicio este año. Y es que para ser franco me gusta el mes de enero, es para mí muy renovador, de expectativas, haciendo memoria ciertamente he logrado mucho de lo que me he propuesto en este primer mes. Voy a pedalear por rutas que no conozca, voy a aprender un poco más de tan útil medio, voy a entrar a muchos sitios con el pretexto de tomar un descanso e intentaré un poco de montaña a ver si es que me va a quedar grande, la expectativa en grande, vamos a ver cómo me va a ir andando en cicla, a lo mejor como dijo el vigilante, “…eso sirve pa´l corazón…” Tengo la esperanza que sí me servirá para el corazón, ya miraré que rutas y paradas me convienen y cómo me irá en la montaña, hoy empecé a pedalear!. Todo esto suena a pinche libro de superación pero quería escribirlo así, así me salió, y punto. Saludos