El fin de semana pasado estuve en una caminata por bosque y páramo, una buena experiencia, en un descansito que tomamos en el ascenso contemplé una araña y esta es la historia, cosas irrelevantes y simples que a veces hay que contar porque esos detalles de la naturaleza animal son idénticos a los nuestros, una simple observación de unos minutos, nada trascendente, como para no descuidar este blog y a los 2 o 3 pelagatos que lo leen. Saludos
Ahí está la cautelosa araña, tanteando su terreno, escogió uno que le pareció útil para su supervivencia, merodeó entre los arbustos, se ubicó en la punta de una ramita, ubicó el punto a donde quería llegar y empezó tímidamente a producir su primer hilo, cuando llevaba apenas unos milímetros y estaba suspendida en el aire el viento la zarandeó fuertemente, entonces se dio cuenta que la rama no era un buen punto de apoyo, se devolvió y debió buscar otro sitio donde arrancar, uno que no se moviera con el viento. Así pues reanudó desde un tronco grueso para la proporción de su tamaño, y empezó nuevamente, esta vez el punto de llegada estaba un poco más distante y no era muy probable que llegara a este, así que debía tender el primer y largo hilo de su telaraña con algún grado de turbulencia, un eterno camino de fragilidad e incertidumbre por el resultado. Finalmente logró su cometido! yo no sé si los arácnidos tienen sentido de satisfacción, si es así, esa araña se debió sentir muy contenta porque el primer hilo es el más difícil, ya el bailao nadie se lo quita... Llegó la noche, no se puede ver nada hasta mañana, no tengo idea si amanecerá el mismo frágil hilo, tal vez logre tejer el segundo o tal vez una borrasca o algún animal lo rompa y toque nuevamente empezar. Espero que por lo menos siga ahí o que haya un hilo más, ese frágil hilo representa un hito, una esperanza, una diminuta luz, un comienzo, he visto majestuosas telarañas, todas comenzaron con un solo y frágil hilo. Saludos
