No nos digan que el mundo sería mejor sin nosotros, impulsamos proyectos, generamos ideas y hacemos lo que materialmente esté a nuestro alcance para hacerlas realidad, opinamos, tenemos ética profesional, nos imitan sosamente, nos felicitan cuando acertamos, se burlan cuando tropezamos.
No tenemos buenos ademanes, somos sarcásticos, altaneros, burdos, policivos, incisivos y hasta conflictivos, solitarios, huraños, exigentes y psico-rígidos, pero saben qué? Somos un peso en la balanza necesario para el mundo, así como el ladrón, la puta o el vagabundo.
Criticamos la sociedad en que vivimos, no porque nos creamos de otro mundo, porque nuestro ego esté tan inflado que creamos estar por encima de los demás, no, nada de eso. Es porque nuestra experiencia y visión nos hace chocar con la inercia, la desidia y el lamento. Pero ustedes nos acusan de estigmatizar la individualidad, no es así, mírenos! Qué mejor ejemplo de individualidad que nuestras propias personalidades arrogantes y atormentadas.
Pero acá va nuestro talón de Aquiles: no se imaginan el desgaste del que somos víctimas al intentar revolucionar el engranaje de otra forma, ya en nuestros fríos lechos nocturnos dejamos escapar esa desidia que tanto criticamos en el día, lloramos sin que nos vean, tendremos canas antes que el resto, seguramente moriremos antes, pero dejamos precedentes, nos atrevemos, proponemos cosas para calentar el ambiente, así por dentro el frío nos carcoma.
Tal vez mañana despertemos con fatiga, como si no hubiéramos dormido, con ganas de otras cosas, tal vez sucumbamos y nos estandaricemos, nos aceptarán mejor, tendremos muchos amigos, seremos más agradables, más tolerantes, poco exigentes, muy sonrientes. Tal vez nos rindamos, como somos minoría debemos ser nosotros los que estamos equivocados...
Nos vencieron, ustedes ganaron…
Saludos
