sábado, 26 de diciembre de 2009

Cuál es el mejor regalo para mi hijo?



No pensaba volver a tocar el tema de la Navidad pero acá hago una última anotación al respecto. Mis clientes frecuentes conocen a mi hijo y más de uno me preguntó en estos días acerca del regalo que le haría a Sebastián. Un “…no sé, ya miraré…” fue mi respuesta. Mi niño tiene cualquier cantidad de ropa de sobra, aún así la mamá me le empacó intencionalmente muy poca para los días que yo lo tuviera, me dijo que tendría que lavarle ropa y así lo hice y mandó los dos pares de zapatos más acabados que encontró, ya mañana domingo me devolveré a Bogotá, pasaré a algún almacén y le compraré dos pares de zapatos para botar esos viejos, la cantidad de ropa y zapatos buenos que tiene de sobra son reservados para los días que permanece con ella, no es justo siendo que mi familia y yo hemos sido quienes más le hemos dado ropa, esos son detalles que inevitablemente me amargan, me dañan el rato, me hacen arrugar la cara, me traen malos recuerdos, es algo que el paso del tiempo no me ha ayudado a enfrentar con mayor serenidad y dignidad, esas hostilidades logran en ocasiones descomponerme, espero en el año que viene afrontar con mayor frialdad e inteligencia esas desavenencias, no va a ser la última, vendrán peores, pero es uno de mis talones de Aquiles, qué le vamos a hacer. Volviendo al tema, ropa y juguetes tiene un montón, tiene buena salud, lo que sí me preocupa es su educación. Los últimos meses he tratado de estar más pendiente de mi hijo en ese aspecto, logré que dejara el pañal y que arrancara a hablar con unas sesiones de fonoaudiología y unas diapositivas en Power Point que le he hecho con imágenes bajadas de Internet, así he logrado meterle bastante vocabulario en el poco tiempo que está conmigo. A propósito noto que falta software descargable gratuito con vocabulario básico que incluya juegos, imágenes y videos para enseñarles los sustantivos, verbos y algunas conjunciones básicas. Hay que seguir nutriéndolo de lenguaje para en pocos meses tenerlo nivelado con niños de su edad. Además de eso lo que sigue por mi lado es trancarle un poco, enseñarle a recoger sus juguetes y su ropa, que acepte sin pataleta cuando uno le niegue algo que pida, que sea tolerante prestando sus juguetes, que coma lo que le sirvan en el plato, que no desperdicie comida, que no sea grosero, en fin; que no coja malos hábitos desde temprana edad. No es en ningún caso disciplina para perros, me gusta que juegue, que se ría a carcajadas, que socialice, que se ensucie, pero en un marco de buenos hábitos. Seguramente me llevaré algunas desilusiones porque no es que Sebastián viva en una casa ejemplar que digamos, pero haré lo que esté a mi alcance, ya haré balance en un año a ver en qué logré avanzar, por ahora siento que en general voy bien a pesar de algunas dificultades. Regalos materiales significativos vendrán muy adelante, por ahora le regalaré dos pares de zapatos y la promesa de nivelarlo en el año que viene.

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