miércoles, 16 de febrero de 2011

La soberbia a caballo fue, volvió descalza y a pie

Eso le cuento mi compae, yo no ejaba e pela el diente, sacaba el sombrero güeno, me ponía el chiro fino, el machete encuerao, y salía muy pinchao por la vereda con Borinquén, si viera como me vían los vecinos, es que andaba jinitico, no se sentía naa, qué porte, que presencia, no jalta el que chismié de onde me lo había robao, qué envidia tenían, ese primer día jue la machera. Endespués empezó Cristo a padecer. Ese vergajo sólo jarta concentrao, y hay que tenerlo en una pesebrera más calentita, el domador cobraba un jurgo e plata, que la droga, que los aperos, que una cosa, que la otra. Ya me tení arruinao, sólo jue el gusto de montarlo, a ese desdichao no le jaltaba nada, pero es que lo que no es pa uno no es pa uno, es que cada tiesto debe buscar su arepa, el día jatal jue un día muy soliao, un día muy azulito, le dio cólicos, hice todo lo que pude, pero no lo pude evitar, se murió el vergajo así no más en un momentico, no sé qué hice mal, ahí tan ahora arrumados en un rincón los aperos jinos y en el rancho la foto del recuerdo, tan imponente que me veía ahí montao, ahora sólo se compae que no me sirve un caballo fino, mucha vanidad pa mi, da bombo pero no más y sí me arruina, ahora toy con un criollito, es lo que necesito, paso como si juera un fantasma por la vereda porque naide me saluda, pero como me sirve el citico, aprendí que es como en las peleas e gallos: no me meto con el mío en las que sé que no voy a a ganar. Así e sencillo compae, o como con el traguito, el güisqui me ampolla la jeta, me quedo con el guarapo.

Saludos,

martes, 15 de febrero de 2011

MALDITOS DIAS AZULES

Malditos días Azules,

El frío de la mañana es penetrante, luego de una breve primavera el día se vuelve sofocante, el tráfico lento en medio del calor es eterno, el afán y los percances del día envolatan ese optimismo del cielo despejado que sentí con los primeros rayos del sol. El balance al final del día es que la agenda colapsó, que se hizo poco, y que los días venideros pueden ser igual de nubosos en mi entorno, pero igual de azules en el cielo.

La noche es lo más terrible. Me replanteo todo, me siento orgulloso de lo que he hecho y logrado pero no siempre recibo lo que busco, me pregunto muchas cosas, si valen la pena, si estoy en el camino correcto, escribo con desdeño, improvisando con desidia en el teclado, miro a mi alrededor y me gustaría tener otra realidad al día siguiente, pero sé que va a ser un día igual de azul, no hay nada que hacer, esta fría noche no quise salir a la calle como bohemio aficionado que esconde su telaraña mental por algunas horas en aquellas maltratadas pistas que conocen al dedillo mi viejo par de zapatos, no quise tomarme un par de tragos y hablar de temas refritos para luego reclinar mi cabeza en otra cabeza y dar las mismas volteretas de siempre, hace unas noches comprendí que ese abrazo cerrado también sirve para dejar de mirar a los ojos, para perder la mirada en la nada mientras las mismas orquestas de siempre en unos desafinados bafles intentan acompasar ese lúgubre silencio, malditos días azules, malditas milongas que no me dejan hablar, maldita combinación de una mente brillante y un corazón desafinado la que me tocó, bien dice Almodóvar cuando comienza la película “Todo sobre mi madre”: “Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da a uno un látigo. Y el látigo es únicamente para autoflagelarse” Si bien soy ateo y cambiaría “Dios” por “azar” me encanta esa frase de introducción, es exactamente eso, un gran don, acompañado de un gran látigo que siempre voy arrastrando mientras experimento cosas nuevas. Trato de no estresarme tanto pero no siempre lo puedo evitar, por ahí leí hace poco que si me exigía mucho a mí mismo y esperaba muy poco de los demás me evitaría disgustos, eso intentaré en el día azul de mañana, lo prometo...

Por último lo mejor del día de hoy fue haberme quejado acá, me hacía falta, esta noche no quería disfrazadas anécdotas ni contarlo en tercera persona, darle rienda suelta de forma directa y despeinada a los estados de ánimo me cuesta mucho, pero lo hice, mañana será otro día, espero no leer con asombro y pena estas palabras, ruborizado por el festín que hizo el hemisferio derecho con mis dedos en esta fría noche al final de un día Azul.

Saludos

martes, 8 de febrero de 2011

La otra cara de la moneda

Dos experiencias reales propias que muestran la otra cara de la moneda sobre las oportunidades de trabajo en Bogotá

Experiencia I: En frente del Parque Nacional una mañana soleada de ciclovía tendí un tapete, una grabadora con pilas y un sombrero, con una amiga nos dispusimos a bailar un rato, la gente se detenía, miraba, tímidamente aplaudían y nos dejaban en el sombrero algunas monedas o billetes de baja denominación. Si bien para nosotros el objeto del experimento era perder el pánico escénico, sólo en las 2 horas y media que estuvimos recogimos $45.000, si hubiera sido el día completo fácilmente hubiesen sido $200.000, nada despreciable para una economía donde en el 2011 el salario mínimo no alcanza a los $18.000 diarios. Cuando se cuestionan las cifras de desempleo se argumenta que allí no se incluye ese empleo informal, aparentemente degenerativo de la calidad de vida respecto a un empleo formal con todas sus prestaciones de ley. El hecho es que ese empleo informal puede resultar en la gran mayoría de los casos mucho más benéfico, cómodo y versátil. Lo que era un secreto a voces lo confirmé con mi propia experiencia: no tienen jefe, ni horario, ni reglamentos, ni subordinación como un empleado corriente, tampoco tienen que pagar arriendo, impuestos, empleados ni mayor inversión como sí un dueño de negocio. No es que se la ganen fácil, pero tampoco es que sea mal negocio, y mediáticamente de una forma muy sesgada cargan al Estado la responsabilidad de una connotación negativa que realmente no lo es tanto. El que mendiga, el que limpia vidrios, el que hace alguna maroma, el que baila, el que vende cualquier artículo, a todos ellos les va mejor que al que se gana un mínimo trabajando 48 horas a la semana, y el chivo expiatorio como dije seguirá siendo el Estado que “forzó” a ese grupo de personas a trabajar de forma informal en la calle porque no garantizó suficientes oportunidades para hacerlo desde la formalidad. Así que para mí no son tan “pobrecitos” como parece, además el trabajo informal no debería tener ese halo mediático que lo caracteriza como inestable y poco rentable, todo lo contrario, es una excelente opción para emprendedores de mejorar su calidad de vida.

Experiencia II: Una conocida mía que tiene un negocio está desde hace unas semanas contratando más gente para trabajar, incluso le mandé hojas de vidas de recomendados y hace unos días nos tomamos un café, entre otros temas le pregunté si ya tenía su equipo conformado, ella soltó una risa y acá transcribo lo que me acuerdo que me contó.

No!! Si supieras, he llamado a varios candidatos, les comento más o menos por teléfono de qué se trata, les pregunto si les interesa, me dicen que sí y concretamos las respectivas entrevistas, algunos no van, otros llegan una hora después o al otro día, uno que necesito de administrador decía que manejaba personal, ventas multinivel, contabilidad, etc., pero a la hora de la verdad ni para mensajero da la talla, otro llegó bastante elocuente, preguntando de entrada cuales serían sus condiciones de salario, llevó todo el eje de la conversación y ni me permitió preguntarle en qué tenía experiencia, simplemente me limité a escucharlo y debía sentirme honrada de estar en su presencia. Otros trabajaban unos días y no volvían, a los que han permanecido les he preguntado si el problema era mío, uno de ellos me dio una buena respuesta, tal vez lo que quería escuchar: “jefa, a usted y a mí nos criaron de otra forma, nos enseñaron a llegar a trabajar en lo que sea, a buscar oficio sin que alguien esté encima diciéndole todo a uno, a opinar cuando uno cree que no están bien las cosas, y por último, a exigir otras condiciones, pero sólo cuando lo que uno hace es lo suficientemente bueno y lo demuestra. Jefa, a mí no me ponga a recomendar a nadie porque no lo voy a hacer, tenga paciencia que ya va completar el equipo que necesita, acá tratamos de cubrirle mientras tanto…”

Después de escucharla, con sus anécdotas cargadas de ironía y tras unas carcajadas, se me ocurrió decirle que me diera las hojas de vida de todos los candidatos, quería mandarles un correo con el relato de mi experiencia bailando en la calle (Experiencia I), a lo mejor con mi testimonio en la informalidad encuentran opciones a su medida; no se imaginan cómo se reía esa mujer, al final del café apuntó “… es una buena idea, pero no tienen las agallas para hacer algo en la calle, y tampoco la estrategia para ubicarse en la formalidad…”

Que vengan los sindicalizados – proletariados, ONG´s y demás agremiaciones, que me den palo por contar este par de experiencias, es la cara de la moneda que he visto, la que no me canso de testimoniar y que quiéranlo o no, mucho de verdad tiene y enriquece el debate sobre la situación laboral desde el empirismo, no desde la demagogia de izquierda que lo único que logra es legitimar la cultura de la desidia y la protesta. Todo esto contribuye a mantener el subdesarrollo.

Posdata a mi colega: Estás escribiendo desde la razón, o desde un momento emocional demasiado estable, es muy razonable lo que escribes, yo opinaría lo mismo, pero sólo en este momento: si permites que los demonios de la desesperanza o la efusividad te invadan mandarás al chorizo esa pulida reflexión, incluso te puedes sorprender al descubrir que ejercicios como estos son parte disimulada de ese entretenimiento que interpretamos como felicidad, como bien lo apuntó tu amigo escritor.

Saludos,

jueves, 3 de febrero de 2011

EL EJERCICIO


Hemisferio Izquierdo: Ah? Con que me reta? Acaso cree que la inspiración llega todos los días, timbra tarjeta, cumple un horario, tiene plazos de entrega y todas esas formalidades de esos rutinarios trabajos? Pretende que le vaya a responder en pocos días? Y si mi respuesta tarda un mes? O muchos meses? O nunca llega? O no me interesa el tema propuesto?

Como le dije la otra vez, es como tirar sin ganas, yo escribo cuando me dé la gana, cualquier noche de inquietudes y desvelos, a lo mejor me inspiro y escribo sobre lo que me apetezca, un día se me sale la opinión política, otro día algún tema artístico, y una que otra noche muestro por una pequeña ventana de una forma muy disimulada mis anhelos y sentimientos, ahora mismo por ejemplo no me nace plasmar nada interesante, estas líneas son sólo para dejarle en claro que no busco ni necesito estímulo alguno para escribir, he dicho…. Punto…

Mmmmm, pero sabe qué? Podemos hacer un intento y ahí miramos a ver, sólo lo hago para demostrarle que puedo aceptar el reto, y si dejo de hacerlo es porque me aburrió su tema o me parece muy artificial el ejercicio, le parece???

Qué le pongo sobre la mesa? Voy por un porrito, vuelvo acá y le cuento…

(… Tres días después…)

Hemisferio Derecho: Querido colega: Temía que cada una de mis palabras de este cyber-diario nunca iban a encontrar comentarios entre quienes me conocen y vagamente leen. Sabes? Me alegra conocer personas que les guste escribir, se esmeran por componer las frases más cercanas a lo que pasa por su cabeza, son críticas, cuestionan el mundo en que viven y les interesa de alguna forma trascender.

El estilo que propongo plasmar es algo como un cuento o una anécdota, tiene personajes y una trama bastante sencilla, son analogías de mi vida real, son máscaras de mis intimidades, orgullos y frustraciones, doy pocas pistas, sólo yo entiendo de qué hablo, los demás lo ven como un simple cuento, sólo los más suspicaces interpretan esas frases sueltas, le ponen picante y descubren los patéticos traumas y desesperados anhelos de este pobre escritor, ahí va el primer cuento, al final está la invitación a que continúes, en el estilo que quieras, al final de tu respuesta puedes proponer otro tema o seguir en el mismo, un abrazo querido lector. Saludos

:: Cristina siempre ha querido tener unos zapatos de tacón, su madre nunca se lo permitió, camino al colegio estaba el más surtido almacén de la ciudad, esa exuberante vitrina era una tentación a sus anhelos, todos los días en su ruta miraba disimuladamente esos modelos que anhelaba tener, le encantaban los rojos del tacón más alto, Cristina es un poco bajita, así que le sentarían muy bien, desde hace un tiempo para acá se propuso ahorrar para comprar esos zapatos que tanto deseaba, cuando ya casi ajustaba el dinero se puso muy ansiosa y para animarse a sentir lo que ya sería suyo, así fuera a escondidas de su madre, entró al almacén para decidir finalmente cual par se llevaría, su idea era apartarlo mientras completaba el dinero para finalmente lograr su cometido. Esos rojos de exuberante tacón que estaban en la vitrina eran los perfectos para su gusto, incluso ya tenía confeccionado por ella misma el atuendo para lucirlos, era su primera opción en aquel paraíso de opciones. Cuando los pidió para medírselos la vendedora le aclaró que esos zapatos eran sólo de exhibición, además no estaban a la venta porque tenían un defecto de fábrica en la suela, que escogiera cualquier otro par, que el resto de lo que veía en el almacén sí estaba disponible. La adolescente se desinfló un poco, efectivamente detalló los zapatos en cuestión y encontró que tenían un irremediable defecto en la suela de uno de ellos. Un poco menos emocionada procedió a escoger otro par. Vio unos vinotinto que podrían hacer juego con su vestido, cuando fue a medírselos eran demasiado pequeños, y otros de los mismos tonos sí le calzaban perfecto pero sencillamente no le gustaban. Al mirar otros diseños que le eran llamativos notó que tendría que cambiar el vestuario para que le hicieran juego con el color, lo que sí tenía claro es que no quería zapatos negros, muy estándar para su gusto, y que debían ser de tacón alto y sin brillos.

En esas estaba cuando vio que se le hizo tarde para llegar al colegio, salió presurosamente y prometió a la vendedora venir al otro día a decidirse por algún par, así le tocara confeccionar otro vestido para lucirlos. Después de la faena del día estaba Cristina en su casa, abrió el closet, contempló su hermoso vestido, se lo midió y quedó pensativa toda la noche. Al otro día volvió al almacén y cuando la señora le preguntó cuál par iba a llevarse dijo: “… mira, anoche estuve pensándolo muy bien, tengo un deseo fuerte por mis zapatos, pero si ninguno me gusta o no combinan con mi vestido no voy a llevar nada por ahora, tardé mucho elaborando ese hermoso vestido para tener que rehacerlo sólo para acomodarlo a unos zapatos, me demoraré un poco más para poderlo lucir, pero no voy a comprar el par que me toque, el que me guste y punto, así que mi a mi grado iré con algo normal, mientras tanto esperaré el par de zapatos perfecto para lucir mi vestido. Gracias de todas formas”.

Qué hubiera hecho yo?? Mmmm, pues primero que todo por mi condición de género yo no uso vestidos ni tacones, pero creo que hubiera sido menos exquisito que Cristina, tal vez hubiera llevado unos zapatos negros, tal vez le hubiera hecho una prudente modificación al vestido con tal de lucirlo en una ocasión tan especial, pero eso soy yo, otra cosa piensa Cristina, y tal vez otra opinión tenga mi suspicaz lector…

Saludos