jueves, 3 de febrero de 2011

EL EJERCICIO


Hemisferio Izquierdo: Ah? Con que me reta? Acaso cree que la inspiración llega todos los días, timbra tarjeta, cumple un horario, tiene plazos de entrega y todas esas formalidades de esos rutinarios trabajos? Pretende que le vaya a responder en pocos días? Y si mi respuesta tarda un mes? O muchos meses? O nunca llega? O no me interesa el tema propuesto?

Como le dije la otra vez, es como tirar sin ganas, yo escribo cuando me dé la gana, cualquier noche de inquietudes y desvelos, a lo mejor me inspiro y escribo sobre lo que me apetezca, un día se me sale la opinión política, otro día algún tema artístico, y una que otra noche muestro por una pequeña ventana de una forma muy disimulada mis anhelos y sentimientos, ahora mismo por ejemplo no me nace plasmar nada interesante, estas líneas son sólo para dejarle en claro que no busco ni necesito estímulo alguno para escribir, he dicho…. Punto…

Mmmmm, pero sabe qué? Podemos hacer un intento y ahí miramos a ver, sólo lo hago para demostrarle que puedo aceptar el reto, y si dejo de hacerlo es porque me aburrió su tema o me parece muy artificial el ejercicio, le parece???

Qué le pongo sobre la mesa? Voy por un porrito, vuelvo acá y le cuento…

(… Tres días después…)

Hemisferio Derecho: Querido colega: Temía que cada una de mis palabras de este cyber-diario nunca iban a encontrar comentarios entre quienes me conocen y vagamente leen. Sabes? Me alegra conocer personas que les guste escribir, se esmeran por componer las frases más cercanas a lo que pasa por su cabeza, son críticas, cuestionan el mundo en que viven y les interesa de alguna forma trascender.

El estilo que propongo plasmar es algo como un cuento o una anécdota, tiene personajes y una trama bastante sencilla, son analogías de mi vida real, son máscaras de mis intimidades, orgullos y frustraciones, doy pocas pistas, sólo yo entiendo de qué hablo, los demás lo ven como un simple cuento, sólo los más suspicaces interpretan esas frases sueltas, le ponen picante y descubren los patéticos traumas y desesperados anhelos de este pobre escritor, ahí va el primer cuento, al final está la invitación a que continúes, en el estilo que quieras, al final de tu respuesta puedes proponer otro tema o seguir en el mismo, un abrazo querido lector. Saludos

:: Cristina siempre ha querido tener unos zapatos de tacón, su madre nunca se lo permitió, camino al colegio estaba el más surtido almacén de la ciudad, esa exuberante vitrina era una tentación a sus anhelos, todos los días en su ruta miraba disimuladamente esos modelos que anhelaba tener, le encantaban los rojos del tacón más alto, Cristina es un poco bajita, así que le sentarían muy bien, desde hace un tiempo para acá se propuso ahorrar para comprar esos zapatos que tanto deseaba, cuando ya casi ajustaba el dinero se puso muy ansiosa y para animarse a sentir lo que ya sería suyo, así fuera a escondidas de su madre, entró al almacén para decidir finalmente cual par se llevaría, su idea era apartarlo mientras completaba el dinero para finalmente lograr su cometido. Esos rojos de exuberante tacón que estaban en la vitrina eran los perfectos para su gusto, incluso ya tenía confeccionado por ella misma el atuendo para lucirlos, era su primera opción en aquel paraíso de opciones. Cuando los pidió para medírselos la vendedora le aclaró que esos zapatos eran sólo de exhibición, además no estaban a la venta porque tenían un defecto de fábrica en la suela, que escogiera cualquier otro par, que el resto de lo que veía en el almacén sí estaba disponible. La adolescente se desinfló un poco, efectivamente detalló los zapatos en cuestión y encontró que tenían un irremediable defecto en la suela de uno de ellos. Un poco menos emocionada procedió a escoger otro par. Vio unos vinotinto que podrían hacer juego con su vestido, cuando fue a medírselos eran demasiado pequeños, y otros de los mismos tonos sí le calzaban perfecto pero sencillamente no le gustaban. Al mirar otros diseños que le eran llamativos notó que tendría que cambiar el vestuario para que le hicieran juego con el color, lo que sí tenía claro es que no quería zapatos negros, muy estándar para su gusto, y que debían ser de tacón alto y sin brillos.

En esas estaba cuando vio que se le hizo tarde para llegar al colegio, salió presurosamente y prometió a la vendedora venir al otro día a decidirse por algún par, así le tocara confeccionar otro vestido para lucirlos. Después de la faena del día estaba Cristina en su casa, abrió el closet, contempló su hermoso vestido, se lo midió y quedó pensativa toda la noche. Al otro día volvió al almacén y cuando la señora le preguntó cuál par iba a llevarse dijo: “… mira, anoche estuve pensándolo muy bien, tengo un deseo fuerte por mis zapatos, pero si ninguno me gusta o no combinan con mi vestido no voy a llevar nada por ahora, tardé mucho elaborando ese hermoso vestido para tener que rehacerlo sólo para acomodarlo a unos zapatos, me demoraré un poco más para poderlo lucir, pero no voy a comprar el par que me toque, el que me guste y punto, así que mi a mi grado iré con algo normal, mientras tanto esperaré el par de zapatos perfecto para lucir mi vestido. Gracias de todas formas”.

Qué hubiera hecho yo?? Mmmm, pues primero que todo por mi condición de género yo no uso vestidos ni tacones, pero creo que hubiera sido menos exquisito que Cristina, tal vez hubiera llevado unos zapatos negros, tal vez le hubiera hecho una prudente modificación al vestido con tal de lucirlo en una ocasión tan especial, pero eso soy yo, otra cosa piensa Cristina, y tal vez otra opinión tenga mi suspicaz lector…

Saludos

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