sábado, 26 de marzo de 2011

CAMBALACHE

Esas idílicas ideas que antaño hacían soñar hoy no son más que mitos, son referencias de cajón para hacer más llevadera la existencia, son mentiritas que nos inculcan para darle una tenue luz a los momentos más oscuros…

Ya he desenmascarado muchos mitos: que el corazón avisa, que el que siembra recoge, que Dios existe: además dizque recompensa y castiga, que lo que vale es lo que llevamos dentro (JA!), que tenemos muchísimos “amigos” en la vida, que hay que sembrar virtudes para lograr lo que queremos, que fumar mata, que Elvis está vivo, que los gringos fueron a la Luna, y un larguisísimo etcétera.

Así que bien podría dejar deudas de todo tipo sin pagar, podría usar más a menudo la mezquindad, romper corazones, no lavarme los dientes hoy o cometer una infracción de tránsito, todo eso ni da ni quita, las cosas buenas o malas llegan como yunques del cielo, no hay quien las ataje, impactan y listo, por simple gravedad.

Mañana será un día normal, amanecerá igual y las reglas de la naturaleza seguirán su curso, esas malditas reglas humanas son las que nunca entendí, definitivamente son casi totalmente opuestas a las que me enseñaron, antes no lograba comprender a los dolosos y malevos, ahora sé que no llevan karma alguno, y que el castigo sólo lo reciben los tontos y los atormentados. Ahora sí que los entiendo, a lo mejor están más cerca del secretico, su superficialidad les crea una vida descomplicada, su inmoralidad les ofrece un mundo mejor.

Mañana será un día normal, amanecerá igual, iré a la librería, hay un clásico que nunca me he podido leer, “El príncipe”, cuando lo lea entenderé más y más cosas.

Saludos

Posdata: Fraternal saludo a un anónimo lector que consulta mi blog casi a diario desde Japón. Ojalá se presentara.

domingo, 13 de marzo de 2011

QUISIERA SER UN PEZ...

La conciencia del enfrascamiento en un círculo vicioso aparece cuando la ineptitud le ganó la batalla a las ilusas ganas, cuando las inseguridades opacaron aquellos pseudo-intentos, cuando después del desgaste al fin se comprenden las reglas del juego pero aún no se halla la forma de acomodarlas a la intencionalidad, es cuando el hermoso pez al fin se dio cuenta que estaba dentro de una pecera y que difícilmente saldrá de allí.

La sensación de sinsalida atormenta a aquellos inquietos que se dieron cuenta que definitivamente no podían disfrutar las dulces y tibias aguas del conformismo, envidian a esa gruesa mayoría que merodea tranquilamente por su propia pecera, es más, ni siquiera saben que están dentro de una, le dan a cada día su propio afán, viven el hoy con lo que venga, realmente lo disfrutan y cualquier acontecimiento extraordinario en su rutina ya es una enorme ganancia, se dejan llevar con las burbujas, no se desesperan, simplemente languidecen plácidamente.

La noticia interesante para esos quisquillosos que merodean más de la cuenta, esos tercos para los que el mundo parece parco, es que si cuentan con suerte pueden aportar cosas interesantes, tal vez trascender, son los que generan cambios, se atormentan demasiado, pero eso mismo es lo que les hace exigirse a sí mismos, los que abren caminos, aciertan primero que todo el mundo (aunque también se queman primero que el resto) y generan cambios, finalmente se liberan de su pecera (o naufragan en ella). Pónganles una hermosa pecera con piedritas, burbujas, luces, letreritos y abundante comida, se ve muy lindo desde afuera, desde adentro no lo es para esos pocos que saben que están atrapados en una hermosa pecera.

Por último un consuelo, los peces tienen una memoria muy precaria, a los pocos minutos olvidan cualquier hecho relevante, por eso pueden volver a picar el anzuelo cuando se falla en el primer intento, es mejor así, su desespero durará muy pocos minutos, es más placentera la falta de memoria, por eso como los peces, esa mayoría nada en su presente, el futuro no es importante, y el pasado, ese sí que ni existe, no se acuerdan qué pasó ayer, saben que la comida llega siempre justo a tiempo y eso es más que suficiente para bienvivir su realidad.

Saludos…

lunes, 7 de marzo de 2011

Qué buscas gato curioso?

Acaso un nuevo juguete para distraerte un rato? No encontraste nada nuevo la última vez que viniste y de repente un instinto de curiosidad te hizo volver a fisgonear este empolvado rincón? Mmmm, acá no hay nada, en Ventôse los panoramas son variados, novedosos y bellos a la vista, pero el espíritu es igual de apacible, ñoño, aburrido, sin magia, esa magia no aparece de hace unos pocos meses hacia acá, quiero que este rincón sea una novedad, una razón para amañarse, pero no es así por más que me esfuerce, me invento algún juguetico para decorar y lo dejo a media elaboración, como un mecanógrafo con una hoja en blanco en su máquina y la cesta llena de papeles con borradores frustrados, así que por acá ni siquiera encontrarás un sitio cálido para dormir, por ahora sólo un lánguido y lacónico vacío rodea este rincón, y déjame decirte que en otras ocasiones fui muy creativo decorando para que vinieras y alabaras tu curiosidad por haberte traído acá, esta vez tu instinto te traicionó, sólo una fría pared y un inhóspito piso te harán devolverte por donde viniste.

Qué lástima que los gatos no hablan, si lo hicieran te preguntaría qué opinas, qué buscas, de qué te burlas, de qué te ufanas, qué deseas, pero sólo puedo interpretar subjetivamente esa mirada esquiva que de reojo y disimuladamente fisgonea, empinas las pezuñas, alzas la cola y sigues tu camino, ya quisiera ver cómo es tu guarida, pero eres sólo un simple un gato, nada del otro mundo, y nunca me dirás “ven y fisgonea por acá…”, en medio de tu merodeo eres un gato celoso con tu mundo, allá tú, cualquier día volverás a pasar por acá y verás si hay algo nuevo, si este rincón te es agradable te dignarás a entrar, por ahora sigue derecho que sé que allá afuera encontrarás cosas curiosas para pasar la fría noche, a lo mejor nunca vuelvas, o a lo mejor los rincones oscuros no te caigan mal de vez en cuando para escampar algún aguacero y luego seguir tus incansables rondas.

Vete a dormir querido gato, no más por hoy, de pronto me evidencio demasiado y me vuelvo tan predecible que ya nunca más te volveré a ver por estos tejados... Hasta pronto…

Saludos…