La siguiente anécdota de advertencia que me narró hace varios años un compañero de trabajo es real, a veces uso personajes ficticios para darle contexto a mis cuentos, esta vez juro que no es así, lo que este amigo me contó en unos segundos no lo he olvidado, lo tengo presente a diario, pero eso no significa que haya logrado superar la advertencia.
El amigo en cuestión se llama Julio César, conoce muchísimos pueblos de Colombia, iba de sitio en sitio buscando clientes para proveerles suministros de computación. Es un hombre con muchas ganas de salir adelante, honesto, madrugador y rebuscador, es protestante bien arraigado (no se ofendan porque les quito esa auto-denominación de universalidad que tienen de “cristianos”), hace ya un par de años no se de él, espero que le haya ido bien, creo que francamente se lo merece, tiene su esposa, dos hijos ya grandes, hasta donde sé no ha logrado tener un negocio estable que le permita tener el nivel de vida que desea, pero ahí lo sigue intentando. Teníamos unas charlas muy emotivas cuando de vez en cuando nos encontrábamos, de toda la carreta que echaba ese hombre se me quedó un simple comentario que alguna vez hizo, sin duda es su máxima, y sin duda él mismo no lo sabe:
“…Llegué a un pueblo de la costa, vi en la Plaza de Mercado a un par de muchachos ofreciendo unas gallinas y fumando Pielrojas, volví al mismo pueblo cinco años después, volví a pasar por la Plaza y vi a los mismos muchachos, vendiendo gallinas y fumando Pielrojas. Don José, es que se estancan, no hacen nada nuevo, dejan que el tiempo se los trague…”
Mmmm, don Julito, usted no lee este blog pero le confieso que si supiera todo lo que he pensado en su anécdota… puede que tenga razón, si es que pretenden evolucionar económicamente deberían haber hecho más en cinco años que seguir vendiendo gallinas, lo de los “Peches” no los culpo porque yo también fumo. Qué se yo? deberían vender más animales, tener un negocio más surtido, buscar otras alternativas de negocio con lo que tuvieran a su alcance, e incluso dejar de fumar esos asquerosos cigarrillos y evolucionar también en eso, por ejemplo fumar tabacos cubanos, o al menos cambiar a Marlboro, verdad? Eso sí es evolucionar!! (jejejeje)
Fuera de chiste el asunto no es tan simple, ni Julio ni yo sabemos el contexto de ese par de muchachos, para él evolucionar es que se viera que están en un mejor negocio y que dejaran de fumar después de cinco años, yo sólo veo grave la marca del cigarrillo porque el Pielroja no me gusta ni cinco, de resto me importa poco si los veo o no en lo mismo, como le digo a veces a la gente, a lo mejor son más felices que uno, esas vidas más parsimoniosas, pueblerinas y precarias a lo mejor llevan más conciencia de felicidad y conformidad, eso que buscamos algunos desesperados citadinos en medio de un bombardeo de información y prejuicios que nos complican aún más la existencia.
Yo tengo una rutina en mi trabajo, en mi estudio, en mis aficiones y en mis incesantes búsquedas, no ha cambiado mucho últimamente, cierro los ojos y me imagino sentándome en un guacal, descargando las gallinas y prendiendo el Pielroja, día, tras día, tras día, tras día. Mi mamá viene una vez al año a visitarme, cuando la despido en el aeropuerto me prometo tenerle buenas noticias para su próxima visita, cuando venga y me pregunte qué tengo para contarle ya sé qué le voy a responder: Mamá, pues no son ni buenas ni malas, son agri-dulces, sigo vendiendo gallinas y fumando Pielrojas, dejando que el tiempo me trague!
Saludos

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