Unos amigos de universidad se reunieron para celebrar la despedida de soltero de Rafa, el más ñoño y callado del grupo, quien iba a pensar que iba a ser el primero en caer en la atarraya del matrimonio.
Todos intrigados comenzaron a preguntarle quien era la víctima en cuestión y qué les animó para decidir casarse. Como no les convenció del todo en sus pálidos argumentos, Miguel, el más exigente en su perfil ideal (por eso se va a quedar solterón…) decidió hacer una lista con las mínimas cualidades que debía tener la novia para merecer a Rafa, el siguiente fue el informe presentado a media noche, con una botella de Ron encima:
· Que compre la plancha o que planche, pero no ninguna de las dos.
· Que marque tempo con las palmas al Himno Nacional, o que cante en la ducha, pero no ninguna de las dos
· Que sea meticulosa en su agenda del día, o que tenga muy claros sus proyectos a largo plazo, pero no ninguna de las dos.
· Que sea irreverente y discuta en público, o que no se quede callada y proteste en privado, pero no ninguna de las dos.
· Que tenga en su cabeza la Enciclopedia Británica, o que se sienta capacitada para “gugliar” cuando quiera averiguar algo, pero no ninguna de las dos.
Y su máxima:
· Que sea una fogosa amante o una maravillosa conversadora, pero no ninguna de las dos.
Esteban es el único del grupo que ha pasado por un divorcio, en las recomendaciones a Rafa es un tanto más conformista y resignado, seguramente por su propia experiencia, a las 4 de la mañana, con 3 botellas de ron encima y a punto de quedar dormidos el siguiente fue su informe:
· Que sea ambientalista o vegetariana, pero no ambas
· Que sea muy madrugadora o muy deportista, pero no ambas
· Que se ría de chistes bobos, o que se emborrache con oler la tapa de la botella, pero no ambas
· Que sea una fanática religiosa consumada, o una activista política de tiempo completo, pero no ambas.
· Que sea intensa llamando cada 10 minutos, o que haga un balance diario de la relación, pero no ambas.
Y su máxima:
· Que sea fea o que sea bruta, pero no ambas.
A las 8 de la mañana, tras dormir un poco y en medio de semejante resaca, Rafa les agradeció a todos la reunión, cuando se estaban despidiendo le sonó el celular, era la prometida, habló con ella unos pocos segundos y colgó, respecto a los consejos Miguel y Esteban, finalmente comentó algo más sencillo que justificó ante el grupo su decisión de casarse:
“…Me es suficiente con que no tema invitarme a salir a tomar un café (para eso era la llamada) porque ella sabe que difícilmente le voy a decir que no…, cuando yo soy el que quiera salir a tomar el café con ella también le invito sin tapujos, ella siempre acepta con gusto y lleva los sobrecitos de esa marca de azúcar que tanto me gusta…”
Saludos

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