viernes, 10 de junio de 2011

PARA LA BELLA...

Vi los mismos ademanes y el mismo vestido, oí las mismas risotadas y la misma canción.
Lo entrañable se niega a moverse, soy terco, aferrado, me pasan las semanas y las nuevas experiencias no me dejan más huella que un pálido recuerdo.
Divago entre las multitudes añorando tus resabios, esos que alguna vez me quitaron el sueño, ahora te agradezco en la lejanía esos desplantes que recién hecha la herida nunca comprendí.
Ha pasado ya un buen tiempo, ahora sí que te entiendo, ahora sé que la ingratitud no es dolosa, es sólo esa capa que el corazón usa para no exponerse, para que no le interrumpan su interminable búsqueda, para no desfallecer…
Hoy ni te debes acordar de mi nombre, ¿sabes? No me importa!. Resulta que a veces me comporto como tú: husmeo, succiono y me marcho, lo hice sólo para mi entretención.
Extraño esa gran actitud, esa altivez, esa serenidad, tan pequeñito que era mi entendimiento, hoy me pregunto cómo hubieran salido las cosas con un poco más de paciencia, con menos pasión, con más estrategia.
Vi los mismos ademanes y ahora los interpreto, vi el mismo vestido y ahora me imagino su corazón, oí como en las mismas risotadas retumbaba un poco su alma. Escuché la misma canción y volvió ese lánguido recuerdo….
Saludos…

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