miércoles, 15 de junio de 2011

Acerca de Zambrano…

Un comentario sobre un pequeño fragmento de un viejo diario personal que no es mío, (shhhh, lo husmeé), tal vez me equivoque en mi punzante apreciación, pero para saber eso tendría que leer todo el diario. Si me dan papaya y puedo seguir leyendo corregiré o ratificaré mi comentario.

Estamos en tiempos de la moda ambiental, casi toda propuesta es bien recibida así que el problema no es de la sociedad consumista sino cómo le venden la idea. Zambrano simplemente no ubicaba bien su mundo, el problema no era si se dedicaba a talar árboles o a reciclar. Sus iniciativas no son ni buenas ni malas, es su mundo utópico y disléxico el que debe hallar, pero no del que pretenda vivir, ni más faltaba, el camino de espinas dicta primero envejecer y esclavizarse un poco, y por los laditos ir hallando ese mundillo mágico que en los primeros pasos nadie se lo va a topar, ese mundillo que se nos envolató en nuestros primeros pinitos.
Desangres momentáneos? Vaya uno a saber qué dura experiencia tuvo Zambrano o su biógrafo. Alguna traga maluca, alguna decepción profunda, una mala experiencia, un sentimiento de bloqueo, qué se yo. “Dejar la pendejada” como dice mi mamá, yo me los imagino vivos, enteritos, saludables, jóvenes, con la vida en sus manos. Se me ocurre algo, escondamos los giles traumas con una escoba por debajo del tapete, o comparémonos con sufridos que sí les toca duro, y ya está! (aunque a veces peco por predicador y les entiendo). No somos emos, somos hijos de batalladores que con su sencillez se abrieron camino en la ciudad, a veces no nos legan mucho con palabras, pero tal vez su actitud nos deje en qué pensar.
Así que me pregunto: será cierto que un clavo saca otro clavo? mmmm, no sé, esas personas con otra formación, disímiles a uno, sin empatía más allá de la necesaria, con otro carácter, a veces nos son más útiles para entender otras ópticas y superar las propias falencias que aquellas con las que concordamos en nuestras aflicciones (y aficiones!).
“Yo le insinué… Él me insinuaba...” bueno, yo también insinúo, pero cuando agarro confianza con alguien le pongo los puntos sobre las íes, allá la persona si quiere o no aceptar el consejo, a veces es preferible errar por imprudente que dejar las cosas pasar tímidamente. Si hay algo que vemos que está mal en aquellas personas que realmente estimamos no debemos ahorrar esfuerzos en persuadir y en la medida de lo posible ayudar, esa es la diferencia entre un consejero confesor y un amigo, para eso nos tienen, para eso los tenemos, para que nos den palo y nos quieran con la misma intensidad. Si finalmente nos tiramos la amistad por metidos es ese para mí un acto más digno que no criticar nada, dizque para conservarla.
Por último, como la fuente lo dice textualmente “…hacerse el loco para no terminar loco…” qué gran reflexión, qué halo de misterio tan real impregnado en la desaparición de Zambrano, buen estilo para seguir nutriendo, renovando, aportando, no para embalsamarlo como otro breve apunte del mismo autor acerca de un cadáver en el ático de su casa, Uy que escalofrío!!! El muerto al hoyo y el vivo al gozo (claro, es más fácil decirlo…)

Estoy ansioso de aprovechar otro descuido y seguir husmeando…
Saludos

viernes, 10 de junio de 2011

PARA LA BELLA...

Vi los mismos ademanes y el mismo vestido, oí las mismas risotadas y la misma canción.
Lo entrañable se niega a moverse, soy terco, aferrado, me pasan las semanas y las nuevas experiencias no me dejan más huella que un pálido recuerdo.
Divago entre las multitudes añorando tus resabios, esos que alguna vez me quitaron el sueño, ahora te agradezco en la lejanía esos desplantes que recién hecha la herida nunca comprendí.
Ha pasado ya un buen tiempo, ahora sí que te entiendo, ahora sé que la ingratitud no es dolosa, es sólo esa capa que el corazón usa para no exponerse, para que no le interrumpan su interminable búsqueda, para no desfallecer…
Hoy ni te debes acordar de mi nombre, ¿sabes? No me importa!. Resulta que a veces me comporto como tú: husmeo, succiono y me marcho, lo hice sólo para mi entretención.
Extraño esa gran actitud, esa altivez, esa serenidad, tan pequeñito que era mi entendimiento, hoy me pregunto cómo hubieran salido las cosas con un poco más de paciencia, con menos pasión, con más estrategia.
Vi los mismos ademanes y ahora los interpreto, vi el mismo vestido y ahora me imagino su corazón, oí como en las mismas risotadas retumbaba un poco su alma. Escuché la misma canción y volvió ese lánguido recuerdo….
Saludos…

martes, 7 de junio de 2011

Carta a Viviana I…

Querida Milonguera Quejona:
Debes ser una de esas petulantes de edad mediana, con alguna profesión normal en el día y un mundo de pasiones y desencuentros con el tango por la noche. Cargas orgullosamente un sentido de identidad que te hace creer que los porteños son iluminados, ungidos de la verdad, que los gringos (no argentinos) somos una especie endémica que si no es bien seleccionada se les puede estar tirando sus maravillosas milongas. A la mierda con eso, es como cuando un lenguaje nativo se implanta en otra región, al principio puedes decir que se lo tiraron con las adaptaciones, pero con el tiempo ya es un dialecto aceptado, con su propia identidad y lugar que se merece.
Volviendo al tema como gringo colombiano toleraba entre otras cosas:
·         Pagar por clases en el centro donde enseñan figurillas como sanduchitos, enrosques y demás, nada que aporte al entendimiento del baile.
·         Esperar media hora a que el mesero (mozo) me salude en el restaurante y otros 40 minutos a que traiga lo que pedí. Cuando trae mi cuenta suelta una risa burlona y confianzudamente me da unas palmaditas en la espalda, qué bellacos, eh?
·         Soportar las risitas socarronas de todos ustedes cuando uno dice que “cogió el bus” pervertidos! Por si no sabían coger es sinónimo de agarrar, asir, tomar.
·         Recibir la sutil insinuación que en la vida no vamos a saber distinguir entre el vino y la chicha. O las mil variedades de mate. Cojan sus corchos y sus bombillas y guárdenselas donde les quepa.
·         Comprender que muchos de ustedes (no todos, por supuesto) se creen más exquisitos, no sólo que el resto del mundo, sino que también excluyen a sus propios coterráneos de provincia, les recuerdo que están en el tercer mundo, que si gastamos nuestro dinero en ir a su ciudad es sólo por una maldita razón: El tango.
Desgraciados petulantes porteños de mierda, se inventaron el mejor baile del mundo, ahora nos tienen en procesión escuchándoles entre sabios tips y comentarios fuera de tono (boludeces como les dicen ustedes). Odio a Borges porque no lo entiendo, odio al Che Guevara por mamerto, Messi me es indiferente porque no me gusta el fútbol, sus fríos a mitad de año son espantosos, y el bochorno a fin de año ni se diga. Qué putas tengo que hacer yo allá? Dejarme acomplejar por un selecto club de brujas porteñas que creen tener el elixir del 2x4?
Es cierto que uno debe acomodarse a las costumbres del país que visita, así que puedo pasar el día picando facturas, tomando vino (o era chicha??), visitando sitios de interés, tomando clases con los super bailarines archiconocidos Fulanito y Menganita y compartiendo experiencias con extranjeros. Pero si lo que quiero es deprimirme un rato hay 2 opciones: sintonizar alguna emisora donde pongan esas cumbias que ustedes tienen, o la mejor, IRSE PARA UNA MILONGA DE PORTEÑOS, donde la crema y nata está lista para devorarlo a uno, ya contaré en el próximo post mi experiencia en la búsqueda del elixir del tango en las milongas de porteños, donde los que “sí saben” pululan por sus kilométricos pasillos, ustedes porteñitos son poseedores de ese tango que es como una buena amante, de día nunca le darías entrada en tu casa, pero en la noche no te aguantas las ganas de piropearla con la esperanza de terminar fundiéndose en una efusiva noche de pasión.
Saludos

viernes, 3 de junio de 2011

Gusta pasar a tomar una tacita de café?

Unos amigos de universidad se reunieron para celebrar la despedida de soltero de Rafa, el más ñoño y callado del grupo, quien iba a pensar que iba a ser el primero en caer en la atarraya del matrimonio.
Todos intrigados comenzaron a preguntarle quien era la víctima en cuestión y qué les animó para decidir casarse. Como no les convenció del todo en sus pálidos argumentos, Miguel, el más exigente en su perfil ideal (por eso se va a quedar solterón…) decidió hacer una lista con las mínimas cualidades que debía tener la novia para merecer a Rafa, el siguiente fue el informe presentado a media noche, con una botella de Ron encima:
·  Que compre la plancha o que planche, pero no ninguna de las dos.
· Que marque tempo con las palmas al Himno Nacional, o que cante en la ducha, pero no ninguna de las dos
· Que sea meticulosa en su agenda del día, o que tenga muy claros sus proyectos a largo plazo, pero no ninguna de las dos.
· Que sea irreverente y discuta en público, o que no se quede callada y proteste en privado, pero no ninguna de las dos.
·  Que tenga en su cabeza la Enciclopedia Británica, o que se sienta capacitada para “gugliar” cuando quiera averiguar algo, pero no ninguna de las dos.
Y su máxima:
·  Que sea una fogosa amante o una maravillosa conversadora, pero no ninguna de las dos.
Esteban es el único del grupo que ha pasado por un divorcio, en las recomendaciones a Rafa es un tanto más conformista y resignado, seguramente por su propia experiencia, a las 4 de la mañana, con 3 botellas de ron encima y a punto de quedar dormidos el siguiente fue su informe:
·  Que sea ambientalista o vegetariana, pero no ambas
·  Que sea muy madrugadora o muy deportista, pero no ambas
· Que se ría de chistes bobos, o que se emborrache con oler la tapa de la botella, pero no ambas
·  Que sea una fanática religiosa consumada, o una activista política de tiempo completo, pero no ambas.
·  Que sea intensa llamando cada 10 minutos, o que haga un balance diario de la relación, pero no ambas.
Y su máxima:
· Que sea fea o que sea bruta, pero no ambas.
A las 8 de la mañana, tras dormir un poco y en medio de semejante resaca, Rafa les agradeció a todos la reunión, cuando se estaban despidiendo le sonó el celular, era la prometida, habló con ella unos pocos segundos y colgó, respecto a los consejos  Miguel y Esteban, finalmente comentó algo más sencillo que justificó ante el grupo su decisión de casarse:
“…Me es suficiente con que no tema invitarme a salir a tomar un café (para eso era la llamada) porque ella sabe que difícilmente le voy a decir que no…, cuando yo soy el que quiera salir a tomar el café con ella también le invito sin tapujos, ella siempre acepta con gusto y lleva los sobrecitos de esa marca de azúcar que tanto me gusta…”
Saludos