martes, 16 de febrero de 2010

FELIPE EL TEOCÉNTRICO II

Lo primero que plasmé es mi idea (muy personal) de que el hombre es el centro del mundo, no Dios. Le recordé el movimiento por primera vez abierto que se dio en el Renacimiento con el pilar del antropocentrismo y algunos virajes durante la Ilustración, le di argumentos científicos evolucionistas de corte darwiniano, me atreví a hacerlo para persuadirle que el destino de cada uno está más en sus propias manos que en manos de algo intangible en lo que los creyentes tienen su fe. Mientras iba conduciendo le dije: “…mire Pipe, yo en este momento estoy manejando, la avenida está despejada en frente mío unos 100 metros, ahí no hay nada así que puedo andar por ella confiando en mis cinco sentidos y nada más, si terminamos nuestro recorrido sin estrellarnos es porque soy buen conductor y por azar no di con imprudentes en la vía, no porque Dios quiso que llegáramos sanos y salvos. Si dejo estacionado el carro en la calle Dios no me lo va a cuidar de los ladrones, para eso existen los parqueaderos, tengo el timón en mis manos, yo decido si voy a la derecha o a la izquierda, solamente yo. Si vivimos en un mundo material actuemos en base a las reglas físicas de ese mundo, usar el sentido común y la autodeterminación pensando en el bienestar propio para tomar nuestras decisiones es una de las claves para que no nos golpee tan duro nuestra existencia…” Se lo decía así porque Pipe y algunos de sus amigos esperan “señales divinas” antes de tomar cualquier decisión. Cuando van a hacer un negocio consultan con sus guías espirituales y esperan que “Dios tome la boca” de alguno de los que le rodean para dar a conocer su santa voluntad sobre el asunto, si se fijan en alguien como pareja esperan que una paloma se pose en su hombro o cosas así como señal divina de que es la persona acertada. Sus pastores o guías (como los llamen) se sienten iluminados, clarividentes y les aconsejan qué deben hacer y qué no. Hablan con resignación de la voluntad de Dios cuando las cosas salen mal y eso los aferra a un consuelo en sus propias religiones, eso les inhibe a buscar en sus propias aptitudes y discernimiento parte de la solución de sus problemas. “…le digo una cosa Pipe, si quiere creer en un Dios hágalo, eso es respetable, pero la mayoría de las cosas las tendrá que hacer usted mismo, por cuenta propia, si le va mal en algún proyecto es porque algo hizo deficientemente o es de malas, si le va bien es porque fue consecuencia de su propio esfuerzo o es muy de buenas, busque esas luces dentro de sí mismo, ese Dios no lo está poniendo a prueba con sus desventuras ni lo está premiando con sus aciertos, píenselo y verá que este razonamiento tan mundano que le planteo puede tener algo que ver con la realidad…” Felipe estuvo callado y atento, pero de repente me contrapunteó: ¿Entonces cual es la función de Dios según usted?? Respiré profundo y me preparé a responderle ese tema tan espinoso sin herir su formación, pero en el fondo sabía que no iba a poder responderle sin golpear sus convicciones… Ahí le iba otro baldado de agua fría. Saludos

1 comentario:

Juan Carlos Sanchez dijo...

BUeno si Felipe eepera que sus pastores le deparen el futuro pues si esta un poco errado, porque ellos al igual que Felipe, usted y yo somos pecadores y por consiguiente nuestros consejos y determinaciones estan viciados de pecado... No esta bien en verdad eso de esperar las dichosas señales, no esta pegado a la verdadera doctrina biblica. La Biblia dice que del hombre son las dispocisiones del corazon pero Jehova es quien endereza los caminos... Bueno sigamos leyendo la historia de Felipe....
Un abrazo